domingo, 30 de septiembre de 2012

Checkpoint Rock

«Checkpoint Rock» impacta mucho más que el trabajo previo de Fatih Akin «Cruzando el puente: Los sonidos de Estambul», porque en Palestina la música árabe se desarrolla en un contexto de pura supervivencia, y a nada que se traslade allí un estudio móvil de grabación se registran actuaciones llenas de verdad en las que surgen a cada paso las voces de la calle. La película abunda en testimonios mágicos, unos hablados otros cantados, aunque cuando se rapea ya no hay diferencia entre una cosa y otra. El portavoz del grupo de hip hop Dam parafrasea a Public Enemy, que decían que el rap afroamericano era la CNN de la calle, añadiendo que el rap palestino es la Al Jazeera de la calle. Este mensaje que parece un grito de protesta tiene también su vertiente cotidiana, que se vuelve más intimista gracias a la música, y así, en pleno recital instrumental de Habib Al-Deek se aprecian los ecos de los niños que juegan fuera de campo, componiendo un tan bello como conmovedor apunte del natural.
No hay un solo minuto que sobre en «Checkpoint Rock», donde cada intervención está más que justificada, y eso diferencia el proyecto de Fermin Muguruza y Javi Corcuera de los que habitualmente se exhiben en las salas de cine. Cómo no enamorarse del descaro y la gracia innata de la raperita Safaa Arapiyat. Cómo no sobrecogerse con el sentido estribillo entonado por Shadi Al-Assi cuando dice «volveremos a nuestra tierra, volveremos a Jerusalén». Ellos tienen la paz, se la han robado. Basta con ver las imágenes del puerto de Acre, casi salidas directamente de un cuento de Las Mil y Una Noches. ¿Quién puede destruir tanta belleza? ¿Quién puede callar la expresión de un pueblo tan profundamente libre?

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